Pazo da Raposeira – Vigo

El Pazo da Raposeira, situado en Vigo y colindante con los terrenos de Castrelos, es un testimonio importante de la organización y estructura de la ciudad en épocas pasadas. Su finca era tan extensa que recorrerla a caballo podía llevar hasta dos horas.

La parte más antigua del edificio que se conserva tiene aproximadamente 400 años. Su historia está vinculada a Antonio López de Arauxo, quien transmitió la propiedad a su sobrina Teresa, que amplió las tierras. No se sabe con certeza si Antonio heredó el pazo o lo mandó construir, pero se estima que la construcción inicial data de 1616, y el resto son ampliaciones posteriores.

Dentro del pazo se conservan elementos reconstruidos que ayudan a entender la vida de la época, como un lagar para producir vino y unas escaleras cortadas que sugieren una organización interna compleja y una actividad económica importante. La existencia de un segundo piso indica que allí vivía y trabajaba más gente de lo que se pensaba.

Desde el punto de vista arquitectónico, el pazo tiene muros de casi un metro de grosor, propios de la Edad Media, lo que refleja su función defensiva.

Después de la familia Arauxo, el pazo pasó a los Arce. Uno de ellos, Andrés de Arce, diseñó la muralla de Vigo. La distancia entre el pazo y el casco antiguo muestra la separación social que estas familias mantenían con el resto de la población.

En una sala del piso superior hay una puerta con rejas negras y, sobre ella, un agujero en la piedra, un mecanismo defensivo que permitía disparar desde dentro. En el suelo también se ven marcas cuadradas de una trampilla que daba acceso a este espacio estratégico.

Con el tiempo, los pazos pasaron de ser centros de actividad agrícola y comercial a residencias rurales. Así, algunas estancias quedaron en desuso o abandonadas.

Después, el pazo fue adquirido por la familia Montenegro, procedente de Lugo. Su escudo adorna la entrada. Uno de sus miembros más destacados fue Amador Montenegro Saavedra, un galleguista comprometido, fundador del periódico A Razón (sin relación con el actual), y autor de numerosos escritos sobre agrarismo.

En la sala superior se expone una mesa con documentos históricos de los distintos propietarios, entre ellos un cuaderno de bordados de 1932, una partitura de piano de 1901 y una fotografía del papa Pío X.

En la planta intermedia se conserva una sala con un horno o chimenea, de la que sólo queda la estructura de piedra restaurada. Su función original es incierta: podría haber sido una cocina o una sala de recepción. Desde allí, una escalera exterior de piedra conecta con los jardines.

Finalmente, el pazo conserva una leyenda: se dice que tras la muerte de Sebastiana de Arce en el siglo XVIII, su espíritu quedó atrapado en la casa, y que aún recorre sus estancias, alimentando el misterio de este lugar emblemático.

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